PERRO DE MALL
Updated: Sep 22, 2022
PERRO DE MALL
Vamos a estar viendo por la ventana hacia la calle. Vas a decir:
“Esos que van ahí son mis vecinos”,mientras los señalás con la barbilla.
Luego vas a decir:
“Son como una pareja perfecta, parecen ser de esos que son novios desde hace veinte años,
¿sabés?
Como esos novios de colegio.
Los dos trabajan, les va súper.Tienen un perro y lo sacan a, pasear”.
”Ese es el perro”, vas a decir, señalando con la barbilla. “Es un perro pequeño, peludo, chillón”. —
Vas a decirme:”¿Por qué alguien compraría eso en vez de adoptar a uno, a uno abandonado o de tres patas?”
“¡Eso no es un perro perro! ¡No es un perro perro!”, as a decir dos veces, y además:
“Si uno compra un perro, uno se compra un perro, como grande que ladre, que sea perro, no eso”.
Una vez tuviste un perro de mall. Eso vas a contarme.
”Una vez tuve un perro de mall. Lo compramos en un mall, digo”,decís. Agarrás impulso y continuás:
“Creció en una jaula en una tienda de mascotas. Ahí pasó su primera infancia. En las noches dormía en su jaula. ¿Podés imaginarte todo el mall con las luces apagadas? ¿El aire acondicionado en off? ¿Las puertas cerradas? ¿Las alarmas puestas? ¿El olor de las semillas de girasol del alimento de unos pericos dormidos? ¿El olor a pecera de las peceras, con su luz débil apenas iluminando las profundidades del agua clorada? ¿El motor minúsculo de las bombas de aire recirculando el aire del agua estancada? ¿El olor del aserrín de los hámsters? ¡El ruido de la rueda de los hámsters, porque ellos no duermen, son animales nocturnos: salen a correr de noche, en sus ruedas estacionarias!”.
¡Pero tu perro! Vas a volver a él:
“Era un perro raro. Un perro de mall. Eso tiene que afectar en algo, fijo...tenía un ojo que veía hacia un lado y el otro hacia el otro, no era bizco era más bien como un perro con estrabismo. Recordaba un poco a un camaleón viendo con cada ojo al mismo tiempo en direcciones contrarias. Dicen que David Bowie era como un camaleón”. Luego hacés silencio y redireccionás tu pensamiento. Volvés al tema:
”Era muy violento. Mi perro, digo”.Vas a decirme: “A la semana le mordió la cara a mi hermanita menor”.
Tenía 6 meses tu hermanita.
Luego vas a decir:”Le jaló la cola. Nadie la tiene. Uno, nada más, no le jala la cola a un perro de mall. Papá lo “durmió” ese mismo día. Lo enterramos en el jardín al lado de varias generaciones de perros muertos”.
Luego vas a quedarte en silencio un tiempo, viendo por la ventana. Vamos a ver pasar a tus vecinos nuevamente, pero esta vez en dirección contraria.
Seguí contándome:”No recuerdo como se llamaba ese perro. Es raro que a uno se le pierda así un nombre, que algo así se pierda para siempre. Como se pierden las llaves...pero para siempre”.
”¿Y qué hacen?” ,voy a preguntar yo.
”¿Quiénes?”, vas a decirme.
“¡Tus vecinos, los del perro pequeño!”.
“Son ingenieros en sistemas”,vas a decir. Pero en realidad no tenés idea de qué hacen, solo decís eso porque los ves en las mañanas salir de su apartamento con un gafete que tiene su nombre, los colores de alguna empresa de tecnología, y porque al lado del gafete siempre cuelga una llave maya. Ahí es donde guardan los datos, los que corren todos los días en sus computadoras.
“Corren datos, luego los analizan y luego los corren de nuevo”,decís. Luego continuás:
“Todas las noches, temprano, pasean a su perro. Los fines de semana ven sus teléfonos mientras toman café en la terraza del café que queda a la vuelta”.
Vamos a estar viendo por la ventana hacia la calle.
Los vecinos caminan,ella lo abraza a él del brazo. Caminan de esta manera por media cuadra, luego se separan y se ríen.
Vamos a estar viendo por la ventana hacia la calle. Vas a decir:
“El parece ser más gracioso que ella. Ella parece ser una persona feliz”.
“Lástima que en diez años...un día cualquiera, van a despertar odiándose”, me decís.
Vamos a ver por la ventana un rato más, sin decirnos nada.
“¡Turco!”, vas a exclamar, como si en la gaveta de tu cerebro hubieras, ¡por fin!, encontrado las llaves.
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